Síntesis de Críticas
RAFAEL SQUIRRU
Elvira Chapo: Equilibrio Clásico.
En el medioevo los pintores estaban inscriptos en el gremio de los boticarios, químicos de la época, porque eran los fabricantes de los colores que empleaban. Fiel a esa tradición permanece Elvira Chapo, iniciada como química en sus secretos, quien además cursó nuestros estudios de bellas artes pasando entre otros por el taller de Anselmo Piccoli.
No es exagerado calificar las obras de Elvira Chapo de exquisitas. Ya se trate de pinturas al óleo, ya de relieves, mono o policromados Elvira se expresa a partir de planteos geometrizantes con una precisión que nos habla del aspecto científico de su personalidad.
C. P. Snow nos habló de las dos culturas, a saber, la ciencia y las humanidades haciéndonos ver cuanto perdía la riqueza anímica de ambos extremos en tanto se distanciasen el uno del otro. El ejemplo paradigmático del ideal de la unión de ambas culturas es Leonardo da Vinci. Se dirá que hoy la especialización exige opciones tajantes. Elvira Chapo nos demuestra que ello no es así. No es el único caso que conozco, pero omito nombres para evitar exclusiones involuntarias.
Detenerse frente a una pintura o a un relieve de esta poderosa creadora supone emprender un viaje cósmico confiados a la pericia de esta conductora espacial.
Si de relieves se trata no hay duda que la tercera dimensión añadida juega con la luz, produciendo sombreados de los elementos salientes; lo mismo digo de las pinturas donde emplea el collage, aún cuando se trate de aditamentos muy sigilosos, casi imperceptibles.
Mi preferencia personal se dirige a sus pinturas llanas y bidimensionales que nos cautivan por su limpieza tonal y el espíritu afirmativo de los pigmentos colorísticos que sin duda sabe dosificar con la justeza de su ciencia. Cité a Leonardo; cuando pinta rocas a la sensibilidad del artista añade la sabiduría del geólogo. Algo parecido ocurre con Elvira; sus colores no solo están respondiendo a una sensibilidad delicada sino que además encierran el secreto de una poderosa inteligencia.
Sabemos que Elvira Chapo ha recorrido importantes etapas figurativas para arribar a la síntesis de la que hoy hace gala.
Ya en sus paisajes asomaba su capacidad de expresarse con sencillez, el supremo de los estilos, como apuntaba Borges.
Hemos arribado ya a su plena madurez en que la geometría se vuelve arte y el arte geometría. Sabemos que en el mundo vital la fórmula no existe, un paso hacia el misterio, que para ser auténtico debe haber recorrido el camino de las fórmulas. Para elevarse hay que apoyar el pie sobre algo sólido. Mayor la base de sustentación, más alta la pirámide que podemos construir a partir de algo que se llama talento.
Elvira Chapo ha construido con paciencia la base de su pirámide, muchos estudios, mucho estudio, pero el andamiaje no sería suficiente si no estuviese acompañado por la más fina de las sensibilidades.
Si el arte de Elvira ejerce su encanto sobre nosotros es porque no rehusamos el desafío de poner nuestra contemplación al servicio de nuestro propio equilibrio anímico.
Creo que estas obras de Elvira Chapo marcan una señal luminosa en época en que abundan los apagones.
Estamos en presencia de una creadora que nos llega para quedarse como ocurre con todo lo clásico, que es sinónimo de perdurabilidad.
RAFAEL SQUIRRU
Elvira Tilia Chapo: la fuerza de lo clásico.
Elvira Chapo es una de las pintoras geométricas de mayor relieve en la plástica de esta época. Si su obra nos conmueve por su fuerza, ello se debe a que rayados y semiesferas responden a una síntesis que está sostenida por la capacidad analítica de su época figurativa. En arte no se improvisa; la exigencia que se nos plantea atañe no solo al creador sino al contemplador. Y la geometría exige el máximo rigor, algo que ya demostró Elvira Chapo a partir de sus conocimientos químicos y que la colocan en ese nivel de privilegio en que la pureza del sentimiento va unida a la severidad de un pensamiento no menos intenso.
Rescatar los elementos de una composición plástica de esta envergadura supone un raro equilibrio de potencias anímicas que permiten que hablemos de la categoría de lo clásico. Proponerse el clasicismo como meta es algo así como anunciar que el soldado se alineó para combatir en la guerra de 30 años. Nadie sabe cuánto va a durar una guerra. Menos aun puede alguien saber si alcanzará o no la categoría de lo perdurable. Y esto es precisamente lo que nos transmiten las formas y colores de Elvira Chapo. Hay una convicción contagiosa en su pasión afirmativa. En esta muestra la pintora acude con frecuencia al collage de madera para reafirmar algunos aspectos estructurales.
Sabemos que tuvo entre sus maestros a Piccoli y que no le es ajena la Escuela de Torres García; tan solo que esas pistas han sido asimiladas en la fragua de su rica personalidad.
Los rojos vibran como rojos, y otro tanto con cada uno de los colores que deja establecidos, quizá no sólo por su finísima sensibilidad sino además por su sapiencia. Así como las rocas de Leonardo tienen la vibración del artista y el conocimiento del geólogo, así estas pinturas de Elvira Chapo están avaladas por su formación integral.
El Arte Argentino del Siglo XXI
Ediciones Institucionales 2000
Roberto D. Monteserin dice: Desde los comienzos el hombre en sus expresiones corporales, gráficas, verbales, en sus armas y utensilios mostró una estética, los móviles eran las mágicas creencias de capturar en un espacio acotado esa inmensidad escurridiza que significaba el exterior, la caza, la vida, la muerte, la necesidad de creer en algo, conciliar el afuera y el adentro aún sin tomar consciencia de ello.
Toda esta circunstancia aparentemente tan lejana, no lo es tanto si observamos a los artistas contemporáneos, de los que no es ajena Elvira Tilia Chapo en su lucha por armonizar el color, la forma, el relieve, en una interacción que desemboca en un proceso de búsqueda con el fin de lograr una composición que intenta y consigue vencer los temores atávicos, la autora se aventura y logra en un marco conciliatorio pero sin ceder, una obra que en su desarrollo sigue creciendo en un derrotero sin pausa como su realizadora."
Laura Feinsilber
Crítica de Arte de Ámbito Financiero
Elvira Chapo siguió cursos
de pintura con los maestros Villalobos, Urruchúa,
Sciepaquercia y Píccoli. Participó en salones
en los que obtuvo numerosos premios. Hasta 1995 pintó
paisajes al óleo con pinceladas ágiles de
vibrantes colores y controlada densidad en sus esquemas.
Actualmente incorpora el relieve a sus cuadros, con elementos
superpuestos de precisa composición: algunos relieves
son blancos como el fondo del cuadro, pero el perfil del
volumen provee distintos colores, enriqueciendo la visión
del observador. Imaginación, pulcritud y diversidad,
son constantes que esta artista plasma con devota armonía.
Si consideramos aisladamente los elementos que constituyen
el todo en la obra de Elvira T. Chapo, aparecen ecos del
movimiento Arte Concreto-Invención cuyo manifiesto
de 1945 señalaba que la era de la representación
artística toca a su fin. En dicho manifiesto
se buscaba eliminar al Concretismo de todo resabio ilusionista.
A una estética precisa, una técnica precisa, otro de sus postulados, está presente en las formas reunidas fragmentariamente en una suerte de rompecabezas que nos dispone al juego visual: un intercambio permanente y continuo que anula la distancia entre el contemplador y la obra.
Esta artista otorga una gran significación a los colores vibrantes, riesgosos, elegidos para estas pinturas-construcciones, -no es fácil clasificarlas- en las que interviene un elemento industrial que se metamorfosea, un hecho fortuito, producto de una alquimia del posmodernismo.
Sin embargo, nadie creería que el apunte o la mancha au plein air -disciplina oculta ejercida con la misma rigurosidad- sea el sustento de un quehacer esteticista. Esta palabra, algo desacreditada actualmente, dota a estas formas concretas de un aura ilusionista.
Según el crítico de arte norteamericano Robert C. Morgan, el desafío para quien se considere artista es rejuvenecer el aura en el arte y así redescubrir la transmisión del impulso creativo.
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